El sexto milagro de la cruz:
El milagro de la reconciliación
La crucifixión
En la cruz Jesús cumplió sus palabras
Por qué no rompieron las piernas de Jesús
No podemos conseguir la reconciliación
El intercambio divino
Por la sangre de Jesús te reconcilias con Dios Padre
No podemos conseguir la reconciliación
Por haber pecado, tu relación con Dios ha sido tan dañada que Él dice en la Biblia que tu vínculo es absolutamente hostil: ‘En otro tiempo ustedes, por su actitud y sus malas acciones, estaban alejados de Dios y eran sus enemigos’.71.’ ¡Son palabras fuertes! A los ojos de Dios, tu manera de vivir es enemiga a todo lo que Él quiso y propuso en un principio. Se opone a todo su ser. ¡Necesitamos la reconciliación para tener una relación con Él!
El vocablo hebreo para ‘reconciliación’ significa que tú, como deudor, le entregas algo a tu acreedor en sustitución penal de la deuda, para poder saldarla. Como la enemistad ha sido causada por ti y por mí y estamos por ello en deuda, deberíamos ofrecerle algo a Dios para saldar la deuda y alcanzar la reconciliación. Así cambiaríamos la enemistad en amistad.
Deberíamos acercarnos a Dios y decirle: ‘Dios, hemos decidido hacer las paces contigo. Dinos qué tenemos que hacer’. Pero, ¿qué podemos ofrecerle a Dios para poder restablecer nuestra relación con Él? ¿Nuestras buenas intenciones? ‘Dios, te prometemos que no volveremos a hacerlo’. Nuestros propósitos no tienen ningún valor a los ojos de Dios. Le podemos prometer una y otra vez que ya no vamos a pecar, pero Él sabe que es imposible que lo cumplamos con nuestras propias fuerzas. Él sabe que es un objetivo inalcanzable.
El problema del pecado nunca se podrá solucionar desde nuestra parte humana. Dios te ama tanto que tomó la iniciativa para que te reconciliaras con Él, envió a su Hijo para restablecer la relación contigo.