El sexto milagro de la cruz:
El milagro de la reconciliación
La crucifixión
En la cruz Jesús cumplió sus palabras
Por qué no rompieron las piernas de Jesús
No podemos conseguir la reconciliación
El intercambio divino
Por la sangre de Jesús te reconcilias con Dios Padre
En la cruz Jesús cumplió sus palabrass
Cuando Jesús fue crucificado, su cuerpo era una masa sanguinolenta65. Había sudado sangre, le habían golpeado con un palo la cara, le habían arrancado pelos de la barba, su espalda había sido desgarrada, espinas afiladas le habían atravesado la cabeza. Con la cabeza, espalda, manos y pies sangrando, muchos no podían mirar el cuerpo tan lacerado de Jesús y desviaban la mirada, giraban la cabeza. Su misma madre no lo podía reconocer:
‘Muchos se asombraron de Él, pues tenía desfigurado el semblante; ¡nada de humano tenía su aspecto! Despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, hecho para el sufrimiento. Todos evitaban mirarlo; fue despreciado y no nos importó. Ciertamente Él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. Él fue traspasado por nuestras rebeliones y molido por nuestras iniquidades; sobre Él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados’66.
En la cruz Jesús cumplió sus palabras: la mayor muestra de amor por sus amigos era dar la vida por ellos’67. Por medio de su sacrificio Jesús te ofrece su amistad. Mira a Jesús y verás el amor de Dios también por ti. El amor indescriptible de Dios por ti llevó a Jesús a morir en la cruz. Juan, que estaba a los pies de la cruz, al lado de María, escribió después acerca de este momento: ‘En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por Él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros’68.