El cuarto milagro de la cruz
El milagro de la sanación
La flagelación
Por sus heridas somos sanados
Alza la mirada a Jesús!
Perseverancia en el cumplimiento de la voluntad de Dios
Por sus heridas somos sanados
¿Por qué el cuerpo de Jesús, que no conocía la enfermedad, tuvo que ser lacerado tan gravemente que la gente no podía reconocerlo ya?47? ¿Por qué tuvo que sufrir tan espantosamente que la gente no soportaba verlo? ¿No podía haber muerto de otra manera menos horrible? ¿Qué padre podría pedir algo tan espantoso a su hijo? Si no podemos deducir nada valioso del sufrimiento de Jesús ni nos parece que tenga sentido, debería haber muerto por nosotros de una manera menos horrible. En ese caso, Dios no le habría dejado sufrir lo que sufrió. ¿Cuál es entonces el significado de ese sufrimiento?
La laceración del cuerpo de Jesús tiene un significado profundo. De la misma manera que ‘el Hombre sin pecado’ fue hecho pecado por tus pecados, así ‘el Hombre sin enfermedad’ cargó con las tuyas, para que recibieses sanación. Con cada latigazo que dañaba su cuerpo perfecto, cargaba con una enfermedad destructiva. De esa forma Jesús ‘conoció’ nuestras enfermedades y dolores.48.
No existe ninguna enfermedad devastadora con la que Jesús no haya cargado durante la terrible flagelación. Por eso nos dice la Biblia en distintos pasajes que hemos de poner toda nuestra atención en Jesús: ‘Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por sus heridas fuisteis sanados’49.
Igual que Jesús bebió en Getsemaní la copa que estaba llena de nuestros pecados, de la misma manera cargó con nuestras enfermedades con cada latigazo. ¡Por sus heridas somos sanados!, nos proclama Isaías.50!’ Dios quiere que alces la mirada al cuerpo destrozado y deformado de Jesús. ¡En su desfiguración inhumana se encuentra tu sanación sobrenatural!