El cuarto milagro de la cruz
El milagro de la sanación
La flagelación
Por sus heridas somos sanados
Alza la mirada a Jesús!
Perseverancia en el cumplimiento de la voluntad de Dios
Alza la mirada a Jesús!
Orar por los enfermos es un mandato: Nosotros oramos, Jesús sana. He visto cómo Jesús ha sanado a muchas personas. De verlo tanto, podría llegar a parecerme ‘normal’, pero siguen siendo milagros por los que se pagó un precio muy alto. Pero ¿qué pasa cuando alguien no es sanado? Hace muchos años el texto de arriba me dio respuesta a muchas de las preguntas que tenía acerca de la sanación. ‘Todo’ (o sea, también todas las enfermedades) está sometido bajo Él; sin embargo, ‘todavía no vemos que todas las cosas (incluidas las enfermedades) le sean sujetas’. En otras palabras, es verdad que por el milagro de la cruz somos sanados por las heridas de Jesús. El hecho es que todavía no siempre vemos que todas las enfermedades le estén sometidas.51.’
Por fe no negamos los hechos, pero nos sometemos a la verdad de que por sus heridas somos sanados. Esta es un área conflictiva en la que nos encontramos todos. Por eso es de gran importancia que bajo cualquier circunstancia nos aferremos a las siguientes palabras: ‘¡Pero vemos a Jesús!’.
A pesar de su enfermedad, los gálatas vieron a Jesucristo en Pablo. No despreciemos o apartemos de nuestro lado a los enfermos. Veamos a Jesucristo en ellos. No nos centremos en la enfermedad ni en el enfermo, ¡sino en Jesús!’
Este es también el testimonio del apóstol Pablo, a través de cuyas manos Dios hizo milagros extraordinarios. Sin embargo, conoció también en su vida personal periodos de enfermedad y adversidades: ‘Pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al principio; y no me despreciasteis ni rechazasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo’52. TAl contrario, me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.