El primer milagro de la cruz
El milagro del perdón
Gotas de sangre en Getsemaní
La lucha de Jesús contra tu pecado
El aguijón de la muerte está en Jesús
Por la sangre de Jesús recibes el perdón
Celebración de la santa cena
No asesinaron a Jesús
No asesinaron a Jesús
No asesinaron a Jesús. ¡No fue vencido ni llegó a ser víctima de su propia ideología pacifista, como uno de los muchos luchadores por la libertad en este mundo! No es que Él haya perdido la vida en un atentado, como muchos otros grandes líderes. Él mismo dijo antes de ser arrestado:’Nadie puede quitarme la vida, sino que yo la entrego voluntariamente en sacrificio. Pues tengo la autoridad para entregarla cuando quiera y también para volver a tomarla. Esto es lo que ordenó mi Padre’24.
Cuando arrestaron a Jesús, ocurrió algo que, extrañamente, no encontramos en ninguna de las películas acerca de su vida. Jesús, que sabía todo lo que le iba a sobrevenir, les salió al encuentro y les preguntó: ‘¿A quién buscáis?’. Ellos contestaron: ‘A Jesús de Nazaret’. A lo que Él dijo: ‘Yo Soy’25. Lo que ocurrió luego muestra que Jesús era el dueño y señor de la situación. Salió de esas palabras tal fuerza que todos los soldados romanos, la guardia judía del templo, los principales sacerdotes y los ancianos mismos y sus siervos se echaron para atrás y cayeron a tierra. ¡Vaya una muestra de poder! Todos esos soldados bien provistos de armas, con antorchas encendidas y lámparas se desplomaron.
El poder sobrenatural estaba en la respuesta que dio Jesús. Literalmente dijo: ego eimi, ‘yo soy’. Son las mismas palabras que encontramos en la Septuaginta (traducción griega del Antiguo Testamento), con las que Dios se reveló a Moisés en la zarza ardiente: ‘Yo soy el que soy’26. Jesús hizo ver claramente que Él y su Padre en el cielo eran uno, que lo glorificaba mostrando su poder y fuerza a los poderosos de esta tierra. Así como Moisés no pudo acercarse más a la zarza ardiente, de la misma manera los soldados no pudieron acercarse más a Jesús. No asesinaron a mi Jesús. ¡No podían arrestarlo! Él dio su vida voluntariamente, por amor a ti.