Why Jesus’ Legs were not Broken

En la Biblia hay cientos de profecías sobre el nacimiento, la vida y la muerte de Jesús de Nazaret, que se cumplieron una por una. Los acontecimientos durante las últimas dieciocho horas de la vida de Jesús fueron predichos siglos antes. La profecía más importante acerca de su muerte está en el Salmo 34 (v.20): ‘Él le protege todos los huesos, ni uno solo le romperán.’

Después de la flagelación, la desgarrada espalda de Jesús dejaba ver sus tendones y músculos. La Biblia dice: ‘Tenía desfigurado el semblante; ¡nada de humano tenía su aspecto!’69. Jesús estuvo colgando de la cruz como una masa de carne sanguinolenta. Su misma madre ya no lo podía reconocer. ¿Qué podía importar el que le rompiesen o no las piernas a Jesús?

Al caer de la tarde los líderes judíos pidieron al gobernador romano que finalizase la crucifixión mandando destrozar las piernas de los condenados, rompiéndoles la parte inferior con una barra de hierro. Normalmente, la víctima moría durante los siguientes quince minutos, porque ya no podía empujar su cuerpo hacia arriba para aliviar la tensión de los brazos, no podía respirar entonces y se asfixiaba. Así fue como los soldados rompieron las piernas de los dos malhechores. Pero cuando el soldado llegó a Jesús, vio que ya estaba muerto. Sus últimas palabras fueron: ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu’70. Jesús mostró hasta el último momento que tenía control sobre la situación.

Si los soldados hubiesen roto las piernas de Jesús, su muerte habría sido obra de seres humanos. La profecía del salmo 34 nos dice que la muerte de Jesús fue solo obra de Dios. No asesinaron a mi Jesús. Entregó su vida voluntariamente por amor a ti.

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