Quién eres en Cristo
Cómo te ve Dios, en Cristo
En Cristo, Dios no aparta los ojos de ti
En Cristo, Dios no se fija en tus pecados
En Cristo, eres el hijo amado de Dios
En Cristo, eres el hijo amado de Dios
Un buen día Jesús se va al río Jordán para que Juan lo bautice. Al principio, el Bautista no quiere, se resiste diciéndole: ‘Yo soy el que necesita ser bautizado por ti’. Jesús le contesta: ‘Sin embargo, quiero que me bautices, porque tenemos que hacer la voluntad de Dios’. En cuanto Jesús es bautizado, el cielo se abre y Juan ve que el Espíritu de Dios desciende sobre Jesús como una paloma. Una voz del cielo dice: ‘Este es mi Hijo amado, en quien me complazco’97.
En este momento Jesús y Juan tienen ambos treinta años. Posiblemente ya se han muerto sus padres. Eso hace que este acontecimiento sea aún más impresionante. Según la tradición judía, a los treinta años tenía lugar una ceremonia especial. Era la edad en la que el joven podía ser nombrado sacerdote98.y era la edad en la que se le confiaba en la familia el pleno ejercicio de su filiación. El padre se inclinaba ante él y decía: ‘Este es mi querido hijo, en quien me regocijo’. Con estas palabras el joven era afirmado en su condición de hijo y recibía la responsabilidad y autoridad que le correspondían. En encontramos una referencia a esto: ‘Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros99.’
Probablemente, José y Zacarías no habían podido proclamar nunca estas palabras ante sus hijos. Ya habían fallecido. Ahora es su Padre celestial el que de forma conmovedora confirma a Jesús como su Hijo: ‘¡Este es mi Hijo amado, en quien me complazco!’. Estas palabras posiblemente emocionaron mucho también a Juan el Bautista. Y Dios te dice lo mismo también a ti ‘en Cristo’: ‘¡Eres mi querido hijo/eres mi querida hija, en quien me regocijo!’. No te llama simplemente su ‘hijo’, sino su ‘querido o amado hijo.