El milagro de la redención

El diablo es quien te acus

Jesús era inocente, pero permitió que lo acusasen falsamente sin defenderse y que lo maltratasen hasta sangrar, para que nosotros fuésemos redimidos de toda acusación del diablo. La táctica del maligno es primero tentarte para pecar y a continuación echarte la culpa de haber pecado: ‘Tú mismo te lo has buscado’, ‘Lo que has hecho es imperdonable’, ‘No creo que a Dios le haga mucha gracia si le vuelves a pedir perdón. Sabías muy bien que estaba mal lo que hiciste’. Si te dejas acusar por el maligno, seguirás sintiéndote culpable.

La Biblia nos enseña que el diablo nos acusa día y noche ante Dios: ‘Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: «Ahora ha venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque el acusador de nuestros hermanos, el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche, ha sido arrojado. Ellos lo vencieron por medio de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de ellos, y no amaron sus vidas, llegando hasta sufrir la muerte’³⁰.

Todas las acusaciones del maligno y los sentimientos de culpa provocados por aquellas fueron cargados sobre Jesús durante los maltratos. Por el milagro de la cruz Jesús te ha liberado totalmente del poder del acusador. Este ya no tiene nada que imputarte. Por la sangre de Jesús y en base a tu testimonio, la voz del acusador tendrá que apagarse en tu vida, porque no hay condenación para los que están en Jesucristo .³¹. Jesús te lleva en su victoria y te autoriza a hacer callar al diablo en su nombre cuando te acuse.